El primer 'alcalde femenino' de España
Fue nombrada en 1924 y, a día de hoy,
sólo el 17,4% de los alcaldes son mujeres. A la vista de los resultados
electorales, ¿se mantendrán o se flexibilizarán las barreras de género a nivel
local?
En 1924 iniciaba su mandato en Cuatretondeta (Alicante) el primer
'alcalde femenino' de España, como se decía entonces. Matilde Pérez Mollá fue
elegida, no por elección popular, sino por decisión del gobernador de Alicante,
Cristino Bermúdez de Castro, regidora de este pequeño municipio agrícola que
entonces no superaba los 500 habitantes. Matilde aportó un aire de modernidad,
llevó la luz eléctrica a las calles y los hogares de este municipio y se
esforzó en elevar la cultura de sus vecinos. Por ejemplo, creó un grupo de
teatro y dio clases de piano, lo que compatibilizaba con artículos
costumbristas en el diario 'Las Provincias'. La 'senyora vella' gobernó la
alcaldía entre el octubre de 1924 y enero de 1930, cuando el rey Alfonso XIII
destituye a Primo de Rivera y se instaura la llamada 'dictablanda'. Pérez Mollá
nació en 1879 y pertenecía a la familia más acaudalada de Cuatretondeta. Antes
de coger el bastón de mando se casó con el notario de Alcoi Rafael Blanes
Serra, con quien se trasladó a vivir a Cartagena. Cuando enviudó, a los 40
años, regresó al pueblo con su hija y administró los bienes de su marido
realizando numerosas donaciones para beneficio de sus convecinos. Cinco años
después la designaron alcaldesa.
Por elección popular, la primera mujer alcaldesa de España fue María
Domínguez Remón, que tomó posesión de su cargo el 28 de julio de 1932
en Gallur (Zaragoza). Era la segunda y última hija de una modesta
familia campesina. Le gustaba mucho leer. Cuando creció sus padres le concertaron
un matrimonio. Ya casada, tras siete años de malos tratos, huyó por el monte
con el dinero que le prestó una amiga. Llegó a Barcelona sin documentación,
tuvo que trabajar de sirvienta, pero su estancia en la capital catalana le
sirvió para fraguarse intelectualmente y concienciarse a favor de la República.
Su marido la denunció basándose en una ley que obligaba a la mujer a estar
siempre en el hogar y el gobernador civil de Zaragoza firmó la orden de
búsqueda y detención. De vuelta en casa, guardó sus ahorros y, cuando pudo,
rompió su matrimonio y se fue a vivir sola. Se compró una máquina de hacer
medias y sobrevivió autónomamente en un ambiente rural, prejuicioso y nada
afable.
A los 32 años envió un comentario a 'El País'. Se lo publicaron, escribió
más y se convirtió en colaboradora de 'El Ideal de Aragón’. A principios de los
años 20 murió su marido. Ya era libre, tenía 44 años. En 1926 contrajo nupcias
con Arturo Romanos, que había hecho carrera de esquilador en Gallur, donde
vivieron. En 1932, Gallur estaba en crisis y el gobernador civil de Zaragoza,
consciente del peso adquirido por esta 'pueblerina ilustrada', la llamó para
presidir la comisión gestora que debía sustituir a la corporación municipal. El
28 de julio de 1932 asumió el mandato, con el objetivo puesto en la
educación que a ella se le había privado. El presupuesto municipal ascendía a
ciento cincuenta y seis mil seiscientas trece pesetas. Un día en su vida de
entonces era algo así como que mientras intentaba hacer un puchero, concedía
una entrevista sobre su actuación como alcaldesa, pero además recibía en casa a
una vecina que le alertaba sobre el mal estado de una tapia.
China tiene el récord de alcaldesas
Antes que en España, hubo alcaldesas fuera. La primera fue la
estadounidense Susanna Madora Salter. Ocupó ese cargo en Argonia, Kansas, en
1887 durante apenas un año y solo cobró un dólar por su servicio a la
comunidad. ¿Cómo ganó aquellas elecciones? Al parecer, gracias al voto
femenino y a su elocuente énfasis en el principal punto de su programa
electoral: la prohibición del consumo de alcohol en el término municipal de
Argonia, un tema en absoluto menor si consideramos que por entonces casi todos
los hombres del poblado llevaban armas y las trifulcas entre borrachos solían
zanjarse a balazos. Pero los avances en este frente han sido lentos. Más
de un siglo después, sólo el 18,4% (249 de 1.351) de los alcaldes de las
ciudades de Norteamérica con más de 30.000 habitantes son mujeres. Apenas 13 de
las cien ciudades más grandes de Estados Unidos están dirigidas por alcaldesas
(13%) y sólo uno de las diez consistorios más populosos del país está dirigido
por una mujer. El número de primeras ediles en otros países es aún más
limitado. Los países con mayor proporción de alcaldesas son Mauricio (40%), Nueva
Zelanda (26%), Serbia (26%) y Letonia (25%). Con 500 alcaldesas y
alcalde-adjuntas, China tiene el récord del país con más mujeres al frente de
un Ayuntamiento. Así las cosas, conviene tener en cuenta que la proporción de
los puestos de alcalde ocupados por mujeres en el mundo es más baja que su
presencia en los parlamentos.
"En los últimos años la presencia de mujeres en la política se ha
generalizado en todos los contextos y todos los niveles de gobierno. Pese a las
resistencias, mucho se ha avanzado hacia la igualdad en el espacio público. El
plano municipal es, no obstante, el que se ha manifestado como menos permeable
para la representación femenina. No existen, no obstante, explicaciones basadas
en estudios empíricos que profundicen en tal cuestión. Lo que parece, dadas los
datos, es que el espacio de poder local está más masculinizado que otros",
indica Juana María Ruiloba Núñez, profesora de la Universidad Católica de
Murcia y autora de la tesis 'Mujeres en los gobiernos locales europeos. Mitos y
realidades sobre su liderazgo'. "Solamente aquellas que consiguen tener el
suficiente peso dentro de su partido / agrupación, como para imponerse como
cabeza de lista electoral, lograrán tener posibilidades de alcanzar las
Alcaldías, primer filtro al que hacer frente previo a la batalla electoral
municipal propiamente dicha", apunta.
Los datos lo corroboran. Según el Ministerio de Hacienda y Administraciones
Públicas, en lo que va de 2015, sólo el 35,2% de los concejales y el 17,4% de
los alcaldes son mujeres, ahora en funciones. Este desajuste en la
representación de las mujeres en el gobierno local ha permanecido fuera del
debate electoral en todo momento. Por comunidades autónomas, Madrid y País
Vasco son, en este momento, las que cuentan con más alcaldesas, mientras que
Galicia y Cantabria son las que menos (muy por debajo de la media, rozando el
9%).